Intervención por Enrique Chimonja Coy

Oct 19, 2023 | Anti-militarization, Human Rights, Impunity and Justice

 

 

 

 

 

Intervención a nombre de FORPP y Conpazcol en la mesa redonda con misiones permanentes de Países Bajos, Costa Rica, Filipinas y Sierra Leona, ante ONU.

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COLOMBIA, EN PROCESO DE RECONCILIACIÓN Y DE PAZ TOTAL, GRACIAS AL TEJIDO DE RESISTENCIA CIVIL, PROTECCIÓN, AUTOPROTECCIÓN Y MOVILIZACIÓN LIDERADA POR LOS PUEBLOS INDIGENAS, NEGROS Y CAMPESINOS DESDE EL TERRITORIO, GRACIAS AL PROCESO DE LAS VÍCTIMAS Y GRACIAS AL ACOMPAÑAMIENTO Y SOLIDARIDAD DE ORGANIZACIONES DE PROTECCIÓN CIVIL NO ARMADA NACIONALES E INTERNACIONALES.

Muchas gracias por este espacio para compartir y hablar del tejido de resistencia, reconciliación, protección de las vidas y construcción de paz integral que lideran muchas comunidades desde la acción contundente de la no violencia activa, acción que se articula y se fortalece en Colombia y muchas partes del mundo.

Soy Enrique Chimonja Coy, parte del equipo Colombia de la organización Fellowship Of Reconciliation Peace Presence de los EEUU, que acompaña desde hace 20 años iniciativas comunitarias de autoprotección y construcción de paz, iniciativas que invitan a todas las personas de conciencia para acabar con las estructuras de violencia, guerra y fomentar la paz a través del poder transformador de la no violencia activa.

Soy parte de un amplio número de familias y organizaciones que buscamos a más de 200.000 personas desaparecida, soy sobreviviente del genocidio político por el cual en este momento está condenado el Estado Colombiano por la honorable Corte Interamericana de Derechos Humanos de la OEA, razones y motivación suficiente para concluir que las armas no construyen paz, que las armas no salvan, ni protegen la vida, su naturaleza es y ha sido siempre matar la vida, no importa si están en manos de la fuerza legal del Estado o si están en manos de un actor ilegal o revolucionario.

Desde esta condición de sobreviviente, buscador y tejedor de reconciliación integral, soy parte de la red de procesos comunitarios conocida como Asociación de Comunidades Construyendo Paz en Colombia – Conpazcol, que lidera en territorios Indígenas, afrocolombianos y campesinos, tanto de zonas rurales como urbanas, iniciativas concretas y exitosas de aplicación, exigencia y afirmación del DIH, que hoy se conocen como albergues Humanitarios, Resguardos Humanitarios, Lugares de Refugio, Casas Madre por la Paz, Zonas de Biodiversidad, Zonas Humanitarias, Comunidades de Paz, Territorios Humanitarios y Biodiversos,  Territorios Interétnicos por la paz, Ejes Humanitarios por la vida, iniciativas todas en afirmación del Derecho Humanitario, del principio de distinción y del respeto frente a todos los actores armados. Son áreas y territorios concretos, delimitados y visibilizados como lugares exclusivos de población civil y que dentro de sus mecanismos de autoprotección, cuentan con el acompañamiento nacional e internacional de organizaciones de protección civil no armada, cómo Fellowship Of Reconciliation Peace Presence y muchas otras.

Ahora bien, es necesario contextualizar el momento político de Colombia pues tal como lo ha expresado el presidente Gustavo Petro y la vicepresidenta Francia Márquez, hoy nos ubicamos como potencia mundial de la vida. Y desde el territorio ratificamos esa condición, pero no porque lo diga el presidente o la vicepresidenta, o porque sea el nombre de la actual política pública o Plan de Desarrollo Nacional, NO, somos potencia mundial de la vida, muy especialmente gracias a la resistencia civil, y al tejido de buen vivir liderado por 115 pueblos originarios presentes en Colombia (a propósito de la fecha que conmemoramos mañana de 531 años de resistencia al despojo territorial y al exterminio físico y cultural que impone el colonialismo con todas sus pandemias de violencia,) y somos potencia de la vida gracias al tejido de protección territorial del pueblo negro o afrocolombiano, así como gracias a la resistencia y propuestas concretas de paz del pueblo campesino.  Somos potencia de la vida porque desde la resistencia civil y los planes de vida étnicos y campesinos protegemos todas las vidas, protegemos la diversidad biológica del territorio y buscamos restaurar la que ha sido afectada por el actual modelo extractivista.

Como pueblo sobreviviente y consciente de las graves violaciones a los Derechos Humanos y las permanentes infracciones al Derecho Humanitario, seguimos movilizados tejiendo paz, seguimos movilizados luchando por superar la impunidad jurídica y social y seguimos en acción cívica por la construcción de la paz integral, con la esperanza de que en este gobierno el proceso de dejación de armas y el acogimiento a la justicia de todos los actores armados tal como lo incluye la política pública de desmantelamiento y la ley de paz total se pueda hacer realidad.

El proceso avanza con el diálogo social y político con unos actores armados, avanza con el diálogo social y jurídico con otros actores armados, y avanza con ceses bilaterales temporales y de carácter nacional, proceso que celebramos desde el territorio, sin embargo, no es suficiente, dado que los ceses son sólo bilaterales Estado – Actor ilegal, no hay cese multilateral entre los actores ilegales y tampoco incluyen el cese de hostilidades a la población civil que resiste en medio del control y la confrontación armada.

La apuesta por la paz total ha profundizado la crisis humanitaria (a pesar de la voluntad del gobierno, no así por la voluntad del Estado), esta crisis deja por lo menos 135 líderes sociales, defensores,as de Derechos humanos, líderes ambientales y firmantes de paz asesinados desde el 1 de enero hasta el pasado sábado 7 de octubre de 2023 y 1549 desde la firma del Acuerdo Final de 2016. Según las plataformas de DDHH se reportan al menos 750 eventos violentos, la mayoría con afectaciones directas a la población civil y violaciones al CFBNT en lo corrido de 2023. Recordemos además que en 2022 Colombia encabezó la lista de países con mayor número de líderesas y líderes ambientales asesinados con 60 casos de los 117 ocurridos a nivel global. En este momento, muchas comunidades aguardan las garantías del gobierno de la paz total para superar el confinamiento y desplazamiento forzado en el que se encuentran.

En este escenario es importante reconocer, visibilizar y apoyar las iniciativas HUMANITARIAS y de resistencia civil que se tejen en territorios como Antioquia, Chocó, Valle del Cauca, Cauca, Huila, Atlántico, El César, y otras regiones de Colombia de modo que sigan generando garantías concretas de protección a la vida de los civiles, se fortalezcan y ojala, se multipliquen en todo el territorio nacional, para que en esta coyuntura, sean garantía de participación organizada y consciente en el proceso de diálogos de la paz total y sigan siendo garantía de protección de la vida, mecanismos concretos de AUTOPROTECCIÓN,  implementación de la reforma agraria o reforma Rural integral  y demás componentes de los acuerdos firmados en el pasado y se concrete la seguridad humana como base fundamental de la política de paz total.

El momento de Colombia y del mundo es propicio para fortalecer la protección de la vida desde las acciones civiles no armadas y fortalecer el proceso para arrancar de raíz el uso de las armas como mecanismo para lograr la paz. Nuestra solidaridad con todas las víctimas y pueblos que padecen y resisten a conflictos armados y la invitación para que visiten Colombia, conozcan las iniciativas humanitarias y en la medida de las posibilidades las repliquen o recreen según sus contextos.

Muchas gracias.